Más de 2.000 menores necesitan con urgencia
un hogar de acogida en Andalucía
27 de febrero de 2024
La campaña ‘Solo quiero un hogar’ está impulsada por las asociaciones Alcores, Aldaima, Apraf-A e Infania
Esta iniciativa pretende dar a conocer la importancia de la figura de la familia de acogida
"Escuché a mi hijo que, hablando con sus amigos, se refirió a ella como 'mi hermana' y a mí eso me emocionó mucho", Olga Liñán Díaz, madre de acogida
Con motivo del Día de Andalucía, las asociaciones “apelan al compromiso de los andaluces” para atender esta necesidad
Las asociaciones andaluzas Alcores, Aldaima, Apraf-a e Infania han presentado en las últimas semanas la campaña ‘Solo quiero un hogar’, destinada a abordar la necesidad de garantizar una familia a niños, niñas y adolescentes que están esperando en los centros de protección. Los datos actuales de estas asociaciones manifiestan que en la comunidad andaluza hay más de 2.000 menores que necesitan el acogimiento familiar de forma urgente.
“Queremos apelar al compromiso y sensibilidad de las personas andaluzas. Actualmente hay cientos de familias de acogida que están cambiando la vida de forma radical a estos menores en nuestra comunidad, pero seguimos necesitando muchas más”, explican desde las asociaciones.
La campaña se ha presentado en diversos eventos en las ciudades de Huelva, Jaén y Granada en las últimas semanas, y se presentará en Málaga el próximo 14 de marzo. En estos eventos se ha podido conocer la realidad de este proceso, de carácter vital para el futuro de miles de menores en Andalucía, y gracias a los testimonios que algunas familias inmersas en el acogimiento familiar han querido compartir.
"De repente te llega una personita, en nuestro caso una personita muy especial, con mucha energía que a veces te pregunta cosas que te descolocan un poco. Gracias a eso, nuestros hijos están aprendiendo de otras realidades. Por eso, animamos siempre, creemos que hay que apostar por esos niños y por darles un hogar". Olga Liñán Díaz tiene dos hijos biológicos junto a su pareja Nelson Quintero Rincón. Esta familia granadina tiene acogida a una pequeña de 6 años en la modalidad de permanente. "Escuché a mi hijo que, hablando con sus amigos, se refirió a ella como 'mi hermana' y a mí eso me emocionó mucho", relataba Olga.
Pedro acogió a un niño cuando tenía 4 años, ahora ya tiene 16. Planteando como hubiera sido la vida del menor sin un hogar de acogido, explicaba que: "se trata de darle un ambiente que en un centro no lo tiene. Aunque tenga muchos cuidadores, estar en un centro habría sido muy diferente. Tus hermanos se convierten en sus titos, tus sobrinos en sus primos…”. El caso de Pedro es uno que aporta una clara visión de la importancia y lo positivo de la diversidad familiar. Empezó en el acogimiento como familia monoparental, y, actualmente, tiene una pareja, Sergio, con quien comparte el día a día del acogimiento, en Jaén. Ambos aseguran que, aunque la adolescencia se asocie a una etapa complicada, no sería éste su caso: “emocionalmente, cuando llegó, era indomable. Venía descentrado, venía nervioso. Y, a día de hoy, tiene una adolescencia maravillosa. Con buenas notas, respeta las normas de casa, los horarios… ¡tiene hasta su novia!”
Otra de las participantes en estos eventos ha sido María Albert, educadora social de la asociación Alcores, responsable del proyecto en Huelva, que compartió con los asistentes su experiencia previa como menor en un hogar de acogida. Desde los 10 años ha estado en acogimiento permanente con una familia, y a sus 28 años sigue permaneciendo con su familia de acogida. Previamente, con 9 años, estuvo residiendo en un centro de menores del que recuerda que “era un lugar incómodo, era muy grande y la soledad le persistía a pesar de estar los trabajadores implicados en su bienestar”.
"Recuerdo el día en el que me llamaron para decirme que iba a formar parte de una familia de acogida. Yo miraba al resto de mis compañeros y pensé ¿por qué a mí y no a ellos?”, describía Albert haciendo referencia a las realidades de los menores en necesidad de una familia de acogida. Esta experiencia, además, ha repercutido en su vivencia profesional; tras realizar el módulo superior de Integración Social, se dispuso a realizar la carrera de Educación Social y aprobó las oposiciones. "He elegido esta carrera porque yo pasé por ahí y no quiero que ningún niño pase por ello”, manifestaba.
Divulgación social
Además de los testimonios de las familias, y la presencia de representantes de las instituciones involucradas, han contado con la presencia y dinamización de influencers del ámbito social como Lorenzo Pérez (@trabajosocialconfamilias); María Algueró (@nuestrafamiliaespecial); y María Ibáñez (@mitribuacogedora). "Son niños normales que se han adaptado a un entorno de supervivencia porque crecen en un entorno hostil" ampliaba Lorenzo Pérez, trabajador social y divulgador sobre protección de la infancia.
En estos encuentros se ha contado con la presencia de familias acogedoras que han querido transmitir sus experiencias y descripciones de las difíciles realidades de los menores. María Algueró explicaba, como divulgadora y madre de una familia de acogida, que “con el tiempo hemos sido conscientes de que siguen teniendo heridas y que hay que trabajarlas”. María tiene tres menores acogidos en la modalidad de permanente, y un bebé adoptado: "con solo pensar en el primer día que me llamaron para decirme que tenían a unos niños para acoger se me saltan las lágrimas. Tenemos fotos y vídeos y los vemos mucho, los niños nos lo piden mucho porque eran muy peques, no tenían la capacidad de acordarse y con estos vídeos, lo reviven.”
"A veces el miedo nos paraliza, pensamos '¿Cómo vamos a hacer esto?’, o 'Nuestra casa no es muy grande'”, piensan muchas personas al principio, explicaba María Ibáñez. “Les diría que no tengan miedo, que esos niños solo necesitan a alguien que esté ahí que le pregunte por el colegio, o por el partido que hayan jugado... y que solo necesitan que sentirse acompañados. Y esos niños van a agrandar la familia de quien los acoja. Es muy gratificante, se te ensancha el corazón", relataba Ibáñez, familia numerosa de acogida y divulgadora del acogimiento familiar a través de su cuenta @mitribuacogedora. Ibáñez recalcaba relevantemente: "Hay algo mejor que tener una familia y es compartirla con quién no la tiene”.
Proceso y requisitos
Las familias deben ser valoradas para obtener la idoneidad. El primer paso es informarte con el SAAF de cada provincia para realizar una solicitud con alguna de estas entidades que trabajan con la Junta de Andalucía, o en la Delegación Territorial correspondiente. Posteriormente, se procede a un curso de formación breve donde se explica en qué consiste el acogimiento familiar, sus modalidades, cuestiones a tener en cuenta sobre los niños y niñas en acogida, etc. Finalmente, se realiza un estudio psicosocial: entrevistas sobre la situación personal y sanitaria de las personas solicitantes, sus motivaciones, capacidades, etc. Incluye también visitas al domicilio de la futura familia acogedora. Allí deberá haber un espacio exclusivo para que el niño o la niña pueda dormir y estar, pero no es necesario que disponga de cuarto propio.
Todas las personas interesadas en el proceso de acogimiento familiar y en conocer toda la información sobre el mismo pueden hacerlo en soloquierounhogar.org.
La campaña: concienciar sobre el acogimiento familiar
Las organizaciones andaluzas Aldaima, Alcores, Apraf-a e Infania se han unido para la puesta en marcha de la compaña ‘Solo quiero un hogar’ con la que pretenden concienciar y difundir la importancia del rol de familias acogedoras, especialmente dados los datos que actuales que sitúan a aproximadamente 2.000 niños y niñas que requieren con urgencia de este tipo de ayuda.
Las familias acogedoras son familias solidarias que cuidan a estos niños y niñas el tiempo que necesitan mientras su familia biológica no puede hacerlo. De esta manera, se evita que los menores tengan que crecer en centros de protección. El acogimiento familiar es, por tanto, una medida temporal. Mientras, la familia biológica puede solucionar los problemas que tiene para que sus hijos e hijas puedan volver a la que siempre fue su casa. Si esto no ocurre, se pone en marcha un protocolo para buscar otra medida de protección más estable.
La relevancia del rol de estas familias reside en la necesidad de que estos menores puedan pasar el máximo tiempo posible en un hogar y tengan asegurado su derecho a crecer en una familia. Generalmente, cuando estos niños y niñas no pueden residir con sus familias por diversos motivos que pueden ir desde hospitalizaciones de los progenitores a situaciones más graves como negligencias en los cuidados, abandono o adicciones entre otras cuestiones, lo hacen en un centro de protección, que les garantiza cuidado y atención. Idealmente, y gracias a campañas como ‘Solo quiero un hogar’, estos menores pueden convivir durante largos periodos de tiempo con una familia acogedora que les facilite un ambiente hogareño y familiar donde recibir cariño, cuidados y atención.
El proceso legal y administrativo que gestiona los acogimientos familiares prioriza siempre que los perfiles de familias acogedoras puedan atender lo mejor posible las diversas necesidades de cada niño o niña. Además, hay varias modalidades diferentes de acogimiento: está el de urgencia, el temporal y el permanente. Pero lo más importante que quieren transmitir desde las organizaciones que potencian esta campaña es “cómo el acogimiento familiar puede tener un impacto radicalmente positivo en estos menores y cambiar sus condiciones de vida en su presente y futuro, facilitándoles amor, hogar y oportunidades distintas”.
PRESS for
Alcores, Aldaima, Apraf-A e Infania
/ FÁCTOR Ñ.